HISTORIAS REALES: MUJERES QUE DECIDIERON CRIAR A SUS HIJO

La Historia de Rebecca:

A la edad de 29 años, la mayoría de las mujeres están casadas y tienen hijos. Sin embargo, mi caso era diferente. Yo tenía 29 años y estaba embarazada; sin haberme casado y sin el apoyo de un hombre. Yo no sabía qué iba a hacer con mi vida. Encontré que la mayoría de los programas sólo ayudan a mujeres embarazadas que cumplen con el requisito de la edad (25 o menos) y ciertamente yo no estaba en esa categoría. Sin embargo, luego descubrí un hogar de maternidad operada con fondos de Real Alternatives; este hogar de maternidad era diferente.
Visité el hogar para mi entrevista con la consejera y ella me dijo que fuera honesta sobre mis problemas. Yo tenía miedo de exponer mi situación porque no quería que mis problemas limitaran la posibilidad de que me aceptaran en el hogar. Sin embargo, le expliqué mi situación a ella y aun así recibí una lugar donde vivir. No importando los problemas que yo tenía, o mi edad, ellos me proveyeron cuidados. Realmente honra su nombre como hogar de maternidad para mujeres en crisis.

Desde que me uní al hogar, he recibido acceso a programas de vivienda y educación para ayudarme. Debido a la gran influencia que los consejeros tuvieron en mí, estoy planificando el obtener un grado en trabajo social. El saber que hay otros a quienes sí les importa, me ha ayudado a cambiar mi vida.

La Historia de Liz:

Encontré que estaba embarazada mientras cursaba mi primer año en la escuela de artes culinarias. Después de pasar el “shock”, traté de pensar en lo que iba a hacer. Yo sabía que mi familia no querría que yo tuviese al bebé. No se lo dije a nadie. Entonces tarde en la noche, estaba viendo la televisión y pensando sobre las opciones que yo pensaba que tenía. Entonces apareció un comercial promoviendo el número 1-888-LIFE AID y explicando cómo ellos me podían ayudar durante un embarazo no deseado. Decidí llamar al número y ver lo que ellos tenían que decir. La recepcionista me dirigió a una residencia de maternidad operada con fondos de Real Alternatives.

El primer mes fue muy difícil porque aún estaba insegura sobre qué hacer. En ese momento le dije a mi familia y ellos hicieron muy claro que no querían que yo tuviera el bebé. Me dijeron que si yo tenía el bebé ellos no me hablarían más. Mi mente estaba dando vueltas. Yo tenía un poco de cuidado porque no conocía bien a la gente de la residencia de maternidad, pero ellos me parecían agradables. Yo seguía preguntándome si la residencia podía suplantar a mi familia real. Después de muchas conversaciones y el apoyo de las mujeres en la residencia de maternidad, me di cuenta que el tener a mi bebé fue la decisión correcta.

No solo aprendí a amar y apoyarme a mi misma, sino que también aprendí que el amor y el apoyo vendrían de la residencia también. Debido a su apoyo y ofertas para ayudarme a atravesar los momentos difíciles con mi familia, yo estaba entusiasmada de tener a mi bebé.

El 3 de agosto de 2000, nació mi bebé barón, Karmon. Yo lo amo más que cualquier otra cosa. Karmon y yo ahora vivimos en un apartamento, mientras termino mi entrenamiento para convertirme en un asistente de enfermera certificada.

La Historia de Sara:

El año pasado yo tenía 22 años y llamé al número sin cargos de Real Alternatives 1-888-LIFE AID, convencida de que necesitaba un aborto. Mi esposo estaba en la cárcel y yo estaba criando tres niños pequeños sola. Todas mis cuentas estaban en atraso y solo el pensamiento de tener otro bebé era abrumador. El consejero en la línea de ayuda habló conmigo y me explicó que la red de proveedores de Real Alternatives está diseñada específicamente para ayudar a mujeres como yo. El consejero compartió conmigo una historia personal para explicarme como las cosas pueden salir bien aún cuando la situación parece no tener esperanza. El consejero ofreció conectarme inmediatamente con un consejero en mi área; sin embargo, yo me negué. Me aseguraron que si cambiaba de parecer, yo podía llamar nuevamente, y me ayudarían con gusto. Dos semanas después, llamé nuevamente. Yo había visitado una clínica de aborto, pero no estaba segura si podía si sería capaz de hacerlo. Recordé la invitación a llamar nuevamente a Real Alternatives y quise saber qué tipo de ayuda y recursos estaban disponibles. Yo dependía de la beneficencia pública y las estampillas para alimentos, pero se acercaba el invierno, y yo no tenía aceite para la calefacción. Mi preocupación inmediata era el proveer un hogar cálido para mis hijos. Aún cuando permanecía escéptica al hecho de que había ayuda disponible, llamé nuevamente. Ellos me conectaron con Harriet de la Agencia Social Católica (ASC) de Allentown. Harriet me dijo que un donante acababa de proveer una suma grande de dinero específicamente designado para madres con necesidades inmediatas para proveer para sus hijos. Inmediatamente sentí un alivio. Con el apoyo continuo de ASC, mi familia y yo pudimos continuar el embarazo y ultimadamente dar la bienvenida a este pequeño niño, que es en sí mismo un gran éxito.

La Historia de Alana:

Acabo de graduarme de la universidad, y soy un ejemplo de una mujer joven que estaba considerando un aborto. Inesperadamente, quedé embarazada y no recibí apoyo del padre del bebé. Me preguntaba si yo podría manejar el ser madre. Aun cuando iba en contra de todo lo que yo sabía y creía, yo pensaba seriamente que el aborto era mi única opción real.

Por suerte, me acerqué al Centro de Cuidado de la Mujer en Erie, PA. Encontré una consejera muy comprensiva, Brenda, quien también sirve como Directora. Simplemente haciendo mi parte entre una visita y la próxima, pude discernir mis sentimientos. Finalmente, tomé una decisión, basada en amor, en lugar de miedo y pánico. Decidí tener el niño, en lugar de abortar.

Recientemente, regresé al Centro de Cuidado de la Mujer para agradecer a Brenda por mi precioso bebé. La vida de mi bebé es más valiosa para mi que cualquier otra cosa que yo pueda imaginar.

La Historia de Camelia:

Dos semanas antes de la navidad del año 2000, llegué al Albergue de María en Reading, PA. Me sentía asustada y sola, aun cuando había otras diez jóvenes viviendo en el alberque. Se había planificado una fiesta de navidad para los residentes, la cual incluía música de navidad, galletas, chocolate caliente, y regalos para abrir. Gracias al personal, compartimos la alegría y emoción de unas navidades en familia, y yo sabía que estaba en CASA.

Mi hija, Jazzmine, nació el 23 de febrero de 2001. Yo sabía que si quería que mi hija tuviera un hogar feliz, yo tenía que ser motivada a cambiar mi vida. El Albergue de María me ayudó a matricularme en un maravilloso programa educacional. No fue fácil, pero ahora tengo mi certificado de escuela superior y un certificado en entrenamiento como Ayudante de Enfermera Certificada.

En diciembre del 2001, Jazzmine y yo nos mudamos a la Casa de María, que es una extensión del Albergue de María. Esta provee vivienda de transición para madres jóvenes por dos años adicionales. Aquí yo voy a continuar tomando clases mientras aprendo a ser más independiente y autosuficiente. Me hice una promesa a mi misma y a Jazzmine de ser la mejor madre posible. El Albergue de María me ha llenado de esperanza y me ha devuelto mis SUEÑOS.

La Historia de Irene:

A los 13 años, mi bebé y yo estábamos viviendo con mi prima, no tenía ningunos planes reales para el futuro antes de ser asignada a St. Vincent’s Mother/ Residencia de Bebés.

El personal de St. Vincent me dio dirección y me ayudaron a establecer mis metas. Mi meta principal en cuanto a educación era el completar el trabajo asignado y avanzar al próximo grado en tres meses. Con el apoyo de St. Vincent’s, ¡yo triunfé! Ahora soy una estudiante de honor en la Escuela Intermedia Roosevelt, de donde me voy a graduar en junio. Entonces continuaré a la escuela superior.

Fui nominada por mi escuela para una beca a través de la Fundación Americana para Asuntos de los Negros (FAAN), al Programa Nacional de Fondos para Educación e Investigación. Fui aceptada debido a mi continuos logros académicos. Durante el semestre de primavera, asistí al programa para los estudiantes de FAAN en Temple University. El 20 de marzo de 2002, completé el programa con el apoyo de los miembros del personal St. Vincent’s y su ayuda con el cuidado del mi hijo.

Me he convertido en una buena madre y coopero en todo con el programa en St. Vincent’s. Debido a su ayuda, soy una persona amigable, orientada a mis metas, y con determinación. He aprendido a manejar mi tiempo. Mantener una excelente asistencia a la escuela, hacer citas regulares con el doctor para mi bebé y para mí, asistir a Programas de Educación para Padres/Madres dos veces en semana, mantenerme en contacto con mi familia, preparar y enviar mi hijo a su centro de cuidado, y a mantenerme al día en mis otras responsabilidades en St. Vincent. Estoy planificando una carrera en enfermería, enseñando o en derecho.

Padres de Hijas Embarazadas

La Historia de la Abuela:

Mi hija de 18 años, independiente y trabajadora, ha encontrado el camino al mundo del trabajo. Ella era joven y llena de vida cuando conoció un muchacho que le prometió el sol, la luna y las estrellas. Sin embargo, después de enfrentar un cambio abrupto de eventos, ella descubrió que la promesa sería rota. Mi hija quedó embarazada y el padre no mostraba ningún deseo de apoyarla. No solo estaba embarazada, pero el apartamento que estaba compartiendo con su tía, debía ser desahuciado. Yo no tenía ningún cuarto en mi pequeño apartamento para recibir a mi propia hija. Estábamos desesperadas hasta que encontramos el número de una casa de maternidad sustentada económicamente por Real Alternatives.

Como madre y a punto de ser abuela, era difícil para mi entregar a mi propia hija; pero, ¿qué más podía hacer? Me mantuve a su lado apoyando su decisión de tener a su bebé y le ofrecí mi amor incondicional.

Durante los próximos meses, comencé a notar un gran cambio en mi hija. Esta futura madre tenía planes: obtener su licencia de conducir, envolverse en el Programa Nueva Dirección, trabajar con cuidado para encontrar una casa, y tomar una decisión para avanzar en sus estudios. Después de que mi hija salió de la casa de maternidad con su bebé, entró a un programa de vivienda transitoria. Ahora, tres años después, ella vive en el mismo complejo de apartamentos que yo y está cursando su último semestre en un colegio comunitario local, mientras cría a su hijo alegre y fuerte de opinión. Mi hija le ha provisto a su hijo un ambiente estable y feliz, ella va a continuar creciendo debido a su propia determinación y a la ayuda de Real Alternatives.